HERMAFRODITA - Entrevista a Mathias Chumino

Entrevista a Mathias Chumino

Por Martin Craciun para el sitio especializado en Lautreamont, Cahiers Lautreamont

Versión original en francés:  Cahiers Lautreamont

Martín Craciún :

El trabajo artístico de Mathías Chumino (C03RA) condensa un sin fin de referencias que van desde la literatura, la música y las artes visuales. Obtiene de la animación digital un caudal de expresividad que nos propone conectar con nuestras experiencias cinematográficas más profundas. Fiel a un estilo oscuro que lo caracteriza tanto en sus producciones visuales como en su proyecto musical (Clovvder), su obra nos propone transitar las profundidades y reconocernos en un ejercicio que transita el espíritu romántico en su costado más sombrío y digital. Hermafrodita fue propuesta inicialmente para un entorno de realidad virtual, para luego transformarse en una pieza de video. Mathías construye un entorno donde conviven elementos y referencias a distintas épocas y lugares. En conexión directa al Canto Segundo (7) de Los Cantos de Maldoror, Mathías genera un entorno de carácter onírico y nos revela una escultura de una extraña sensibilidad barroca. Hermafrodita reconstruye un vínculo con el más oscuro de los montevideanos, donde la poesía se desdobla en el mundo virtual al que Chumino gusta de llamar un “anacronismo mágico”. Un mundo que se rompe en pedazos y se vuelve a construir.

"Là, dans un bosquet entouré de fleurs, dort l'hermaphrodite, profondément assoupi sur le gazon, mouillé de ses pleurs. La lune a dégagé son disque de la masse des nuages, et caresse avec ses pâles rayons cette douce figure d'adolescent . Ses traits expriment l'énergie la plus virile, en même temps que la grâce d'une vierge céleste." ( Comte de Lautréamont , Les Chants de Maldoror, 1869, p. 140-141) 

- Comencemos hablando de ti y tu relación con la obra de Isidore Ducasse. ¿Recuerdas tu primer encuentro con Los Cantos de Maldoror?

De muy pequeño me obsesioné con Baudelaire, en la biblioteca de casa había un libro con una gárgola en la portada le pedí a mi madre si podía ser mío y obviamente accedió. Ese libro eran Las Flores del Mal. Buscando información sobre este autor que me tenía maravillado y el malditismo literario es que llegue a Lautréamont y me apasionó todo lo que leí sobre él y su obra.

El hecho de que fuera Franco-Uruguayo fue revelador. Baudelaire y hasta Francia en ese momento me parecían inalcanzables, como de otro planeta, pero con Lautréamont no solo sentía afinidad y empatía artística, sino que acercaba ese mundo imaginario a una realidad cercana, era montevideano.

Recuerdo que le conté a un amigo sobre este descubrimiento y me contó que su hermano mayor que estudiaba psicología justo le había hablado de él y que tenía un ejemplar de los Cantos.

Me lo prestaron y fui corriendo a casa a leerlo, aún recuerdo el poder de ese pequeño libro (En realidad era una selección de los cantos de Gabriel Saad).

Leer un libro prohibido, que empieza con una advertencia al lector era para mi yo adolescente algo sumamente atractivo.

Lo leí en una noche y estuve varios días inundado por sus imágenes, no sé cómo explicar en palabras el impacto que tuvo, pero sin duda fue un antes y después, un claro cambio de paradigma en mi mente.

La manera en que cierra el primer canto:

“Tú joven no desesperes, porque tienes un amigo en el vampiro” Claramente me lo decía a mí.

- ¿Qué lugar ocupa en tí la obra del Conde de Lautréamont?

Es muy importante y es parte de todo lo que hago, por lo menos a nivel artístico, digamos que es una fuente infinita de inspiración a la que recurro constantemente. Es como una especie de lugar especial que visito cada tanto y cada vez que voy aprendo algo nuevo.

Lo que me pasa con Los Cantos es que me parece un libro muy visual en el que el lenguaje trasciende la palabra escrita.

Es una obra sumamente existencial, la manera en que aborda a dios, al ser humano, la naturaleza, la moral me ayudó a interpelarme en momentos de crecimiento intelectual e incertidumbre, desde la máxima sensibilidad, desgarradora, sincera y crítica.

El caos, las imágenes surreales, el ocultismo, las influencias estéticas oscuras, románticas, simbolistas, sarcásticas, pero expresadas desde un lugar experimental y sumamente visual sin duda marcaron mi camino.

Muchos artistas o personalidades referentes para mí, están conectados con esta obra, por ejemplo cuando en Permanent Vacation de Jim Jarmusch aparece Chris Parker (Allie) leyendo los cantos en ese apto. decadente neoyorquino o David Tibet gritando Maldoror is dead en el mítico tema de los Current 93, o las ilustraciones de René Magritte, es como que están hablando de un amigo, lo mismo me sucede con incontables referencias más.

En mi proyecto musical Clovvder también referenciamos a los Cantos de Maldoror, digamos que intentamos perpetuar la atmósfera Lautreamoniana en Montevideo. Particularmente nuestro tema Hydrophilia cuya letra es un cut-up de un fragmento del canto primero, musicalizada con grabaciones de campo de Montevideo y sintetizadores.

Otro dato que muestra lo importante que es para mi es que fue el motivo por el cual me abrí una cuenta en Facebook en su momento, para hacer una página sobre él, que aún llevo adelante y que los invito a que se unan.

https://www.facebook.com/condedelautreamont / https://www.instagram.com/condedelautreamont/


Algunas de mis ediciones preferidas de mi colección personal

- Puedes contarnos un poco el proceso detrás de tu obra "Hermafrodita"

Vivir una pandemia sin duda repercute en la sensibilidad artística y el año pasado al comienzo de la pandemia de COVID 19 reflexioné mucho sobre el significado del aislamiento ya que es un tema que me sensibiliza mucho y que viví en carne propia durante algunos momentos difíciles de mi vida.

Esto me recordó al “El hermafrodita” de Les Chants de Maldoror.

Con esto en mente comencé a desarrollar esta pieza, inspirada en este personaje, que vive en un claro del bosque aislado de la sociedad.

Hermafrodita es una experiencia inmersiva de contemplación y exploración. Creé un mundo con una estética y unas reglas únicas para acentuar la calidad liminal y onírica de la pieza. Utilicé una técnica de collage experimental tomando elementos de diferentes épocas y diferentes lugares y los hice vivir juntos en este mundo virtual.

Utilicé un escaneo 3D de una escultura romana del siglo II que luego fue encontrada e intervenida por el escultor Bernini en el siglo XVII. La coloqué dentro de un entorno de realidad virtual, en un bosque onírico de la campiña francesa.

Para el paisaje sonoro generativo, recopilé grabaciones de campo de París y Montevideo y las manipulé mediante técnicas de síntesis analógica y digital  para mejorar la inmersión.

Como consecuencia, la experiencia de Hermafrodita trae la poesía y la escultura clásica al mundo contemporáneo, crea un nuevo significado para ellos, los rompe en pedazos para reconstruirlos en un anacronismo mágico que solo es posible en el ámbito virtual.

- En tu trabajo hay un espíritu común que a través de tus producciones, ya sea video, sonido, performance audiovisual. ¿Cómo te gusta definirla?

Me resulta un poco difícil ponerlo en palabras ya que el lenguaje en el que mejor me expreso es el audiovisual, mi lenguaje es la imagen. Pero los mundos que habitan mi mente podría decir que son oscuros, oníricos, poéticos y viscerales.

Creo que algo que marca mucho mi obra es la experimentación. Me interesa mucho deconstruir ambientes, sonidos, elementos, imágenes y rescatar la esencia de cada uno de ellos, colocarlos de cierta forma en relación con los demás que conforman la obra para dotarlos de nuevas propiedades.

Además siempre estoy atento a implementar nuevas tecnologías y utilizarlas como nuevos canales de expresión. Soy muy inquieto en ese sentido, me gusta saber qué nuevo software o hardware existe, tratar de conseguir acceso a ellos, probar todos los medios y últimas tecnologías y ver qué me permite decir cada uno.

También las influencias cinematográficas y literarias juegan un papel importante en mi desarrollo conceptual.

- ¿Dirías que Montevideo tiene un impacto en el Conde de Lautréamont?

Creo que Lautréamont no existiría sin Montevideo y el Montevideo que yo percibo no existiría sin Lautréamont.

Lautréamont experimentó su niñez en Montevideo, formó su personalidad aquí y los acontecimientos que vivió se ven reflejados en su obra.

 

 - Has seguido la pista de Ducasse en Montevideo y París, ¿puedes contarnos esa experiencia?   

Desde que supe de la existencia de Isidore Ducasse, me dediqué a buscar información, que la verdad era muy poca… pero tal vez eso lo hacía más atractivo, el mito, lo oculto. Mística que el propio Lautreamont alimentó cuando escribió “No dejaré memorias” Hoy en día que vivimos sobre informados y a veces sabemos demasiado sobre las personas y los personajes la fantasía se desvanece, todo se hace literal.

Vivo cerca de Brecha y Camacuá y cada tanto me gusta pasear por ahí, es de mis lugares favoritos de la ciudad. Me gusta pensar que soy un embajador honorario de Lautréamont y contarle a la gente sobre la obra de Ducasse.

Por ejemplo cuando vino a Montevideo el gran David J Haskins (Bauhaus, Love and Rockets, etc), con mi pareja Leticia Almeida (Tanky) que también es devota, le hicimos un tour por el barrio y le regalamos un ejemplar de los cantos. Él nos contó que era muy fan y que había introducido a Lautreamont al círculo gótico londinense de los ochentas. En la copia de vinilo de The Sky´s Gone Out de Bauhaus está grabado un acertijo, un juego de palabras que solo se entiende bien en su idioma original: ‘When is a door not a door?’ Al darlo vuelta se lee la respuesta: ‘When it’s Ducasse!’”

David J Haskins (Bauhaus, Love and Rockets, etc.)

En París siento que cerré el círculo Lautremoniano, la unión Paris–Montevideo

Caminar por las galerías techadas, por el barrio donde vivió Isidore sus últimos años, camino a la residencia donde murió, fue una experiencia inolvidable, mágica.

En los cantos, Lautréamont imagina que la peste asola París y la gente se refugia en la galería Vivienne, tal vez una construcción literaria que une sus recuerdos de la epidemia de fiebre amarilla que vivió en Montevideo y su vida en París. Ahora que lo pienso en retrospectiva y pienso en mi obra Hermafrodita es imposible no hacer una conexión con la pandemia que vivimos hoy en día.

Atravesando esas galerías de techo de vidrio con locales antiquísimos y extraños, con una arquitectura tan característica y enigmática fue realmente alucinante. Llegamos a la fonda del número 7 de la rue du Faubourg‑Montmartre donde murió Isidore en busca de la placa conmemorativa y la placa no estaba, en su lugar había una marca en la pared con inscripciones dejadas por los visitantes, y el nombre del Conde casi borrado, siempre enigmático. Enseguida fuimos a comprar una lapicera y lo remarcamos, fue un acto muy emotivo, casi adolescente, vandálico, ritual, una conexión directa con el Conde.

Allí se realizaron algunas grabaciones de campo, sin saber para que las iba a usar, pero sabiendo que tenía que hacerlas. Sentí como si fuera parte de un culto secreto que adora a una entidad poderosa, que nos develó un conocimiento que sólo los iniciados tenemos.